miércoles, 5 de diciembre de 2007

Grupos antimilitaristas se reúnen en la sede del MOC Los objetores fiscales evitan que el Estado desvíe sus impuestos para gastos militares pablo ferrero/el puerto El pasado sábado, representantes de varios grupos antimilitaristas andaluces se reunieron en el local del grupo pacifista MOC- Elaia, impulsor de unas jornadas sobre la vigencia que sigue teniendo en nuestra sociedad la cultura de la no violencia, “herramienta básica y necesaria con la que solucionar conflictos”, señalan. Si más de 12.000 insumisos se colaron en los telediarios durante varios años, el trabajo del colectivo pacifista ha sido tapado y ninguneado desde que se profesionalizara el ejército. Pero lo cierto es que tras la eliminación del servicio militar obligatorio, los grupos antimilitaristas han seguido trabajando en sus ciudades, denunciando el gasto militar, haciendo objeción fiscal, defendiendo a los desertores y difundiendo a través de charlas su discurso, contrario a la dominación por medio de las armas. El sábado, en el local del MOC-Elaia, grupo pacifista con solera y trayectoria en la ciudad que comparte espacio con la ludoteca de Crevillet, se reunieron miembros del colectivo Buenaespina de Jerez, del grupo Noviolencia Activa-Grupo Gandhi de Rota, de Ahimsa, importante centro de documentación y educación para la paz de Vélez Málaga y de la Casa de la paz MOC (Movimiento de Objeción de Conciencia) de Sevilla. Tras un primer reencuentro entre viejos conocidos y un saludo entre los nuevos, los miembros de los distinos grupos entablaron un debate acerca de la no violencia como herramienta de transformación social necesaria en nuestros días. “Nos reunimos para reflexionar sobre la no violencia, sobre un modo distinto de vida y de acción política”, señala Juan José, profesor, militante del MOC-Elaia y responsable del Cedopaz, el centro de documentación para la paz que tiene este colectivo en su local, situado curiosamente a la espalda de las instalaciones de la Policía Local. Tras un debate que se prolongó por casi tres horas y en el que los distintos representantes transmitieron al grupo las aportaciones de sus compañeros y las suyas propias, los participantes en las jornadas se dirigieron a la fuente de la plaza de la Noria, junto a la avenida del Ejército, donde leyeron un manifiesto. La segunda parte de las jornadas consistió en un repaso al conjunto de grupos pacifistas, antimilitaristas y no violentos estatales e internacionales. “Hoy tenemos la posibilidad de plantearnos impulsar un punto de referencia del movimiento en Andaluciá”, reflexiona Agustín, participante proveniente de Cádiz. abolir el derecho a matar Las jornadas finalizaron con un taller conjunto con propuestas hechas desde la no violencia. “Quisiéramos, simplemente, huyendo de fundamentalismos políticos y de dogmatismos religiosos, subrayar lo que significa de hecho la renuncia generalizada del derecho a matar”, recuerda Jaime, miembro del MOC-Elaia. “Renunciar al derecho a matar, no sólo de forma individual y por convencimiento religioso, ético o moral, sino en el orden de lo social y lo político. Esto significa por tanto propugnar una profunda revolución de las estructuras”, asegura. Y continúa diciendo su compañero Rafael “aunque sea doloroso, tenemos que admitir el hecho de que existe, ciertamente, un derecho humano a matar. No se trata de negarlo ni de abolirlo de inmediato. Se trata de renunciar a tal derecho: yo, tú, nosotros, en círculos cada vez más amplios, hasta que sociedades enteras demuestren que lo que parecía una utopía puede hacerse realidad”, señala. Por todo ello, los participantes en las jornadas suscribieron un comunicado en el que apoyan a los objetores, desertores e insumisos a los ejércitos. Igualmente, suscriben la objeción fiscal, es decir, la negativa a pagar la parte proporcional de nuestros impuestos que según los presupuestos del Estado se destina a gastos militares.
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